miércoles, 26 de mayo de 2010

TOUR de FRANCIA 1910

Octave Lapize en 1910 en la primera subida al Tourmalet, antes de gritar a la organización aquel mítico "¡asesinos!"

Alphonse Steinés fue el introductor de los primeros de la alta montaña en la historia del Tour de Francia. Aquello fue en 1910, en que aquella edición pionera recibió vie verde con el mensaje:
"Ruta al Tourmalet magnifica, perfectamente abierta al tránsito y sin nieve".

Este fue el telegrama que el luxemburgués Steinés envió a París tras reconocer en junio del 1910 los pasos de montaña de los Pirineos que queria introducir en el Tour de Francia que se habia de disputar ese año. Pero el telegrama era demasiado optimista...

Hasta 1910 el Tour no habia pasado por los Pirineos ni por los Alpes. Las razones eran ovias para una época en la que las carreteras de las regiones montañosas no eran dignas de tal nombre y en las que las leyendas aun protegian a la naturaleza y a los habiatantes de aquellas aisladas regiones. En realidad, el Tour ya tuvo su primera toma de contacto con los pasos montañosos en 1905. Aquel año se pasaron tres puertos por los Vosgos, entre los cuales destacaba el Ballon de Alsacia. Aquel Tour supuso un notable vuelta de tuerca en el esfuerzo que se pedia a los participantes.

Pero en aquellos años, los responsables del Tour de Francia necesitaban adornar la carrera con mas alicientes. En 1909, gano el Tour de manera apabullante Francois Faber. Llamado "El Gigante de Colombes", Faber dominó la competición de principio a fin desde sus 1,79 m de altura y 89 kg. Hay que pensar en algo mas dijo Steinés

La inspiración para ese "plus" le llegó a Stienés mirando al sur, a la cordillera de los Pirineos, una cadena montañosa que por a quel entonces era tierra remota de montaraces y osos pardos. Para aquel Tour se había programado un recorrido colosal de 15 etapas y mas de 4700 k. Las etapas claves eran la novena y la décima entre Perpiñán y Luchón y entre Luchón y Bayona respectivamente. Precisamente esta ruta, y el inexplorado paso del Tourmalet a mas de 2000 m de altitud, suponian el gran desafío al que se enfrentaba Steinés cuando en junio de 1910 viajó a la zona para certificar que el paso por la gran montaña pirenaica era viable.

Desde Sant Marie de Campan, Steinés y su chofer iniciaban la exploración de la pista que sube por el Tourmalet ("El mal rodeo") en automovil. A unos 4 km de la cima, la nieve acumulada en el trayecto es tal que el responsable del Tour decide seguir andando, y manda a su acompañante a buscarlo por el otro lado en unas 4 horas. Pero no serian 4 sino 8 las horas que Steinés tardaría en flanquear el Tourmalet y aparecer en el refugio de Bareges, donde ya se habian puesto en marcha varias partidas para buscarlo. El explorador luxemburgués había llegado a las 3 de la madrugada y tiritando de frio, el intrépido reportero había pasado unos de los tragos mas difíciles de su vida acosado en la cumbre por un grosor de nieve de 6 metros que cubrían completamente el paso del puerto.


(El Tourmalet a prinicipios del siglo XX)

Fue al dia siguiente cuano Steinés envió a París el comunicado que decíamos al principio y que pasará a la historia de Tour de Francia: "ruta a Tourmalet magnifica, perfectamente abierta al tránsito y sin nieve"... intrépido y mentirosillo, sin duda, el tal Steinés. La suerte estaba echada y ya no había marcha atras, la gran montaña formaría parte del recorrido de la "Grande Boucle"
Lo que vino después ya se conoce. La gran etapa del Tour de 1910 se inició el 21 de julio en Luchon para acabar en las costa atlántica, en Bayona tras 320 km. Fue Octave Lapize , dorsal 4, quien transitaría primero por el Tourmalet combinando la carrera a pie y el pedaleo.
Y fue este mismo ciclista quien, unos km mas a delante, tras coronar el Aubisque gritaría a los organizadores su famoso. "¡Asesinos! No se puede pedir a unos hombres un esfuerzo asi". Lapize tardaria mas de 14h. en ganar aquella etapa, en la que solo diez de los 59 participantes llegaron dentro del control de horario
El propio Lapize se proclamaría ganador de ese Tour de 1910. Al año siguiente, tras la "satisfactoria" experiencia de la organización, aquellos protociclistas deberían enfrentarse tambien a las montañas alpinas. El Tour forjaba su recorrido clásico, un recorrido forjado con el sudor y el esfuerzo de aquellos valientes participantes de principios de siglo

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